Godoy Cruz, uno equipo del fútbol argentino, atraviesa una crisis tanto deportiva como institucional. En medio de investigaciones sobre posibles fraudes y manipulaciones de partidos relacionadas con apuestas deportivas, el club se quedó sin director técnico. La renuncia de Daniel Oldrá, tras una nueva derrota, desató la furia de los hinchas, quienes, desencantados, no dudaron en insultar tanto a los jugadores como a los directivos.
La salida de Oldrá, que generó gran conmoción en Mendoza, se vio seguida de un rumor que involucraba a Godoy Cruz en un escándalo de arreglo de partidos vinculados a las apuestas deportivas. Si bien la renuncia de Oldrá, tras la derrota ante Platense, ya había encendido la chispa de la indignación, la aparición de estos rumores aumentó la tensión, colocando al club en el centro de una controversia mucho más amplia que afectó gravemente la confianza de los seguidores.
Oldrá, quien es considerado un símbolo de la institución, intentó restarle dramatismo a la situación al asegurar que, aunque confiaba en la buena fe de los jugadores, no podía garantizar que todo fuera completamente transparente. Si bien expresó su desconfianza hacia el fútbol en general y las apuestas deportivas que lo rodean, prefirió no tomar partido sobre las acusaciones que vinculaban a su equipo. Sin embargo, la difusión de rumores sobre una posible implicación de Godoy Cruz en prácticas fraudulentas contribuyó a generar una creciente incertidumbre entre los hinchas.
El ambiente en el estadio Malvinas Argentinas, previo al partido contra Vélez, estuvo marcado por una profunda división. Mientras algunos hinchas aplaudían a los jugadores más jóvenes, otros no dudaron en expresar su descontento hacia futbolistas específicos, como los defensores Lucas Arce y Federico Rasmussen. La polarización reflejaba el malestar de los seguidores, que, además de la frustración por la salida de Oldrá, ahora se veían afectados por las sospechas de corrupción en el fútbol, especialmente en lo relacionado con las apuestas deportivas.
La tensión se extendió más allá del estadio, donde varios hinchas intentaron saltar las vallas de seguridad en los alrededores del Malvinas Argentinas. La intervención policial, que recurrió al uso de balas de goma, desató un violento enfrentamiento entre manifestantes y las fuerzas de seguridad, lo que desembocó en una situación de caos. La frustración de los hinchas, preocupados tanto por el futuro del equipo como por el creciente escándalo de las apuestas, exacerbó la crisis que atraviesa Godoy Cruz.
Este caso no es único. En el fútbol argentino, varios equipos están siendo investigados por fraudes o manipulaciones vinculadas a las apuestas deportivas. Uno de los casos más conocidos es el de Deportivo Riestra, cuya campaña de marketing, que incluyó la presencia del influencer Spreen en el campo de juego, habría sido utilizada como pretexto para generar ganancias a través de las apuestas.
Paralelamente a las investigaciones sobre las prácticas de Godoy Cruz, también han surgido controversias en torno a los efectos de las apuestas en los jóvenes y en personas con adicción. En el ámbito legislativo, se está debatiendo sobre la sobreexposición de marcas de apuestas en la publicidad y su creciente penetración en el mundo del deporte, lo que ha llevado a cuestionamientos sobre la ética de estas prácticas y su impacto en la integridad del fútbol.