Sorteo controversial: La vista desde el puente


Una vez capaz de oper­ar bajo leyes pro­mo­cionales poco definidas en casi todos los esta­dos de EE. UU., una olea­da de nue­va leg­is­lación está ter­mi­nan­do con la ambigüedad que durante mucho tiem­po ha pro­te­gi­do a la flo­re­ciente indus­tria de casi­nos de sor­te­os.

Y hoy estos sitios de jue­gos de doble mon­e­da enfrentan un escru­ti­nio cada vez may­or.

La reciente ofen­si­va leg­isla­ti­va de Cal­i­for­nia – SB 831, fir­ma­da como ley este mes – ha vuel­to a pon­er el tema en el cen­tro de aten­ción. Pero el lla­ma­do “Esta­do Dora­do” está lejos de ser el úni­co.

Nue­va Jer­sey, Mon­tana, Neva­da, Ida­ho, Wash­ing­ton y Con­necti­cut han pro­mul­ga­do todas pro­hibi­ciones leg­isla­ti­vas sim­i­lares; mien­tras que Mis­isipi, Ari­zona, Mary­land, Michi­gan y otros han emi­ti­do órdenes de cese y desista para evi­tar que los oper­adores de sor­te­os se diri­jan a sus res­i­dentes.

Sin embar­go, el sec­tor de sor­te­os sigue imper­turbable, man­te­nien­do que NO ofrece jue­gos de azar, sino que pro­por­ciona for­mas seguras de jugar jue­gos de casi­no de for­ma económi­ca, de bajo ries­go y, lo que es cru­cial, en un ambi­ente social.

Todo Está En Una Mon­e­da

Los sor­te­os son sitios de doble mon­e­da que pro­por­cio­nan jue­gos de casi­no como trag­a­monedas, rule­ta y black­jack.

Nor­mal­mente, los jugadores com­pran “Mon­edas de Oro”, que apues­tan en jue­gos y pueden ganar recla­man­do “bonos”.

Si los jugadores com­pran Mon­edas de Oro, tam­bién reciben gratis “Mon­edas para Sor­te­os”, que pueden can­jearse por pre­mios en efec­ti­vo.

Esta estruc­tura per­mite a los oper­adores afir­mar que, ya que no se requiere un pago direc­to para jugar, no es jue­gos de azar.

Pero los leg­is­ladores sostienen que esto no es más que una lagu­na legal para facil­i­tar el juego ile­gal, mien­tras que pone en peli­gro a los jugadores. Los sor­te­os deben ser cer­ra­dos, argu­men­tan los opos­i­tores.

Solo Es Entreten­imien­to, No Jue­gos de Azar

En 2022, el exi­toso sec­tor esta­dounidense de sor­te­os gen­eró una esti­mación de 3.100 mil­lones de dólares con proyec­ciones que sug­ieren 11.000 mil­lones de dólares para fines de 2025.

Sin embar­go, los oper­adores sostienen que el sec­tor es sobre entreten­imien­to – no ganan­cias.

“El sec­tor aho­ra se encuen­tra en una encru­ci­ja­da”, dice James Ben­nett (foto prin­ci­pal), Edi­tor Ger­ente del sitio afil­i­a­do de sor­te­os para EE. UU. Sweepchecker.com.

“Ha sido fun­da­men­tal­mente mal­in­ter­pre­ta­do pero podría con­tener la clave para un futuro más sostenible, seguro e inclu­si­vo para el entreten­imien­to dig­i­tal en Esta­dos Unidos”.

“Dece­nas de mil­lones de esta­dounidens­es se conectan diari­a­mente, la may­oría deposi­tan­do solo unos pocos dólares para dis­fru­tar horas de entreten­imien­to”, dice Ben­nett. “En ningún otro lugar puedes obten­er este tipo de val­or en jue­gos de azar o cualquier sec­tor ady­a­cente al juego”.

Y según el jefe de Sweepcheck­er, el mod­e­lo: “Ofrece una emo­cio­nante expe­ri­en­cia al esti­lo del casi­no, sin las altas apues­tas o adic­ción.

“Es entreten­imien­to, no lucro primero”, afir­ma Ben­nett.

Resisten­cia

El debate ha divi­di­do a algunos en la indus­tria del juego, par­tic­u­lar­mente en Cal­i­for­nia, donde dividió a fac­ciones de jue­gos trib­ales.

Algunos vieron a los sor­te­os como una opor­tu­nidad para diver­si­ficar y dig­i­talizar, mien­tras que otros se opusieron rotun­da­mente.

Los defen­sores creen que la reg­u­lación for­mal, en lugar de las pro­hibi­ciones, es el mejor camino a seguir.

Dicen que una super­visión clara podría trans­for­mar a los casi­nos de sor­te­os de un dile­ma legal en nego­cios legí­ti­mos y grav­ables.

Según Ben­nett, los sor­te­os adquieren nuevos usuar­ios a tres veces la tasa de los casi­nos en línea tradi­cionales.

“Para mil­lones, se han con­ver­tido en un pilar del entreten­imien­to en línea – una alter­na­ti­va dig­i­tal que ofrece diver­sión y conex­ión social, no ries­go financiero ya que la may­oría de los jugadores deposi­tan menos de 20 dólares”, afir­ma.

Además, como los sor­te­os son sociales y “pros­per­an en la inter­ac­ción comu­ni­taria, como los chats sociales, los obse­quios y los even­tos com­pet­i­tivos, cre­an entornos dig­i­tales más salud­ables y menos ais­lantes”.

Y eso sin men­cionar los ben­efi­cios fis­cales, que, dice Ben­nett, podrían con­tribuir con miles de mil­lones a los pre­supuestos estatales y la infraestruc­tura.

¿Opor­tu­nidad a la Vista?

Pero los críti­cos con­trar­restan que los casi­nos de sor­te­os no están exen­tos de ries­gos.

Inclu­so cuan­do se jue­gan gratis, depen­den de bonifi­ca­ciones por inter­va­lo, rec­om­pen­san­do a los jugadores por ini­cios de sesión diar­ios o por hora, y cuen­tan con los mis­mos jue­gos de dinero real de alta veloci­dad que los casi­nos, lo que sig­nifi­ca que la adic­ción sigue sien­do una pre­ocu­pación muy real.

La trans­paren­cia es otro asun­to: a difer­en­cia de los casi­nos en línea reg­u­la­dos, a los de sor­te­os no se les requiere pub­licar tasas de pago, estadís­ti­cas de jus­ti­cia o her­ramien­tas de juego respon­s­able, todos ellos sel­l­os de con­fi­an­za y legit­im­i­dad en la indus­tria reg­u­la­da.

En EE. UU., donde el casi­no en línea sigue sien­do legal en solo siete esta­dos, muchos los ven sim­ple­mente como una solu­ción tem­po­ral. Una posi­ción que está lejos de ser estable y es poco prob­a­ble que mejore.

Los leg­is­ladores en muchos esta­dos están más intere­sa­dos en el juego a largo pla­zo de reg­u­lar el casi­no en línea o iCas­i­no.

Cani­bal­ización

Y la neg­a­tivi­dad hacia los sor­te­os, argu­men­tan los cíni­cos, tiene más que ver con la ame­naza de la cani­bal­ización, impactan­do prin­ci­pal­mente a los casi­nos ter­restres, que una ver­dadera pre­ocu­pación moral pre­dom­i­nante.

Inclu­so con las apues­tas en su con­tra, los oper­adores de sor­te­os se están reunien­do y pidi­en­do abier­ta­mente reg­u­lación.

Argu­men­ta Ben­nett: “Si los reg­u­ladores, oper­adores y partes intere­sadas trib­ales pueden alin­earse en reglas claras, los casi­nos de sor­te­os podrían con­ver­tirse en un caso de estu­dio mundi­al en economía del entreten­imien­to éti­co – bajo ries­go, alta par­tic­i­pación y ori­en­ta­do a la comu­nidad.

“La pre­gun­ta no es si los casi­nos de sor­te­os deberían exi­s­tir. Es sobre cómo podemos hac­er que fun­cio­nen mejor para todos: jugadores, esta­dos y comu­nidades por igual”.

Pero ahí reside el prob­le­ma.

Des­de un pun­to de vista legal, la pre­gun­ta es si deberían exi­s­tir en abso­lu­to, no el poten­cial que tienen para rev­olu­cionar el juego.

Y con múlti­ples esta­dos toman­do medi­das, parece que los sor­te­os podrían estar per­di­en­do la batal­la.

¿Qué sigue?

Estare­mos obser­van­do de cer­ca.

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