
La industria de las apuestas deportivas en México está experimentando un crecimiento acelerado. El fútbol, junto con otros deportes como el béisbol, el boxeo y el baloncesto, ha convertido a México en uno de los países con mayor volumen de apuestas de América Latina, superando los 2 mil millones de dólares anuales, según datos de la Asociación Mexicana de la Industria de Juegos de Azar (AIEJA).
La expansión de las plataformas digitales ha multiplicado el acceso y la participación, pero también ha abierto un frente crítico: la protección de la integridad deportiva.
Uno de los mayores riesgos en este contexto es la manipulación de partidos. Este problema no afecta tanto a las ligas de élite, que cuentan con sistemas de supervisión avanzados, sino a las competiciones locales, donde los recursos son limitados y las vulnerabilidades más evidentes.
Riesgo latente en las ligas locales
En México, las ligas de segunda y tercera división han sido señaladas en varias ocasiones por su exposición a intentos de manipulación. Los bajos salarios de los jugadores y los árbitros, la falta de supervisión y la presión económica convierten a estas competiciones en un terreno fértil para las redes que buscan alterar los resultados con fines de lucro en las apuestas.
El caso más conocido ocurrió en 2015, cuando la Federación Mexicana de Fútbol investigó partidos de la Liga de Ascenso en los que se comprobó la participación de jugadores y árbitros sobornados. Este escándalo puso de manifiesto que, incluso en un país con una arraigada tradición futbolística, la integridad de las competiciones locales puede ser frágil y estar expuesta a prácticas ilícitas.
La vulnerabilidad de las ligas menores no es exclusiva de México. A nivel internacional, estas ligas suelen ser el eslabón más débil frente a la manipulación, precisamente por la disparidad salarial y de mecanismos de control. Sin embargo, en el caso mexicano, la combinación de una gran pasión por el fútbol, un mercado de apuestas en expansión y altos niveles de corrupción amplifica los riesgos.
Factores en la manipulación
La precariedad económica de muchos jugadores y árbitros es uno de los principales detonantes. No es raro que un soborno supere los ingresos habituales de un futbolista de ligas menores, por lo que estos son más vulnerables a aceptar propuestas ilícitas.

La falta de supervisión también juega un papel central. Mientras que en las competiciones internacionales existen sistemas sofisticados de supervisión en tiempo real, en las ligas locales estos mecanismos suelen ser limitados o inexistentes, lo que facilita la actuación de quienes buscan alterar los resultados.
A todo esto hay que sumar la corrupción. México ocupa posiciones rezagadas en el Índice de Percepción de la Corrupción de Transparencia Internacional, lo que refleja un entorno en el que las prácticas ilícitas pueden prosperar. A esto se suma el peso del mercado ilegal de las apuestas, que todavía representa una parte importante de la actividad y carece de incentivos para proteger la integridad deportiva.
Avances y medidas de protección
A pesar de los desafíos, se han dado pasos importantes para hacer frente a la manipulación. Los operadores de apuestas legales en México han adoptado un papel activo en la detección de irregularidades. Empresas como Caliente, Codere y Betcris utilizan sistemas de monitorización en tiempo real que analizan los patrones de apuestas y generan alertas cuando se detectan movimientos sospechosos. Estos informes se comparten con las ligas y las autoridades para hacer un seguimiento de los posibles amaños.
La Federación Mexicana de Fútbol (FMF) también ha puesto en marcha programas educativos dirigidos a jugadores, árbitros y personal administrativo con el objetivo de concienciar sobre las consecuencias de participar en la manipulación de partidos. Además, se han endurecido las sanciones: los implicados se enfrentan a suspensiones de por vida, mientras que los clubes que no cumplan los protocolos podrán ser multados.
Al mismo tiempo, México ha buscado integrarse en redes internacionales, compartiendo información con la Unidad de Integridad de la FIFA y con la Asociación Internacional de Integridad en el Deporte (IAIS). Esta coordinación es fundamental, ya que muchas redes de manipulación operan a nivel mundial, conectando ligas locales de América Latina con mercados de apuestas en Asia o Europa.
Papel de los operadores
Los operadores de apuestas deportivas no son simples espectadores en esta lucha, sino actores centrales. Gracias a sus herramientas tecnológicas, pueden identificar anomalías que pasarían desapercibidas para los reguladores. Además, algunos de ellos han creado unidades internas de integridad que colaboran con las ligas y las autoridades deportivas.

En un mercado como el mexicano, donde la regulación todavía está evolucionando para adaptarse al dinamismo de la industria, los operadores con mayor presencia pueden marcar la pauta. Proteger la integridad del deporte no solo salvaguarda la credibilidad de las ligas, sino que también fortalece la confianza de los apostantes y garantiza la sostenibilidad del mercado legal frente al avance del juego ilegal.