
En los últimos años, Belice se ha consolidado como uno de los destinos más atractivos para las empresas de iGaming de América Latina y el Caribe. Este pequeño país centroamericano, conocido por sus paisajes tropicales y su riqueza cultural, ha entrado con fuerza en el mapa internacional de la industria gracias a una combinación poco frecuente en la región: un régimen fiscal competitivo, estabilidad política y un marco regulatorio flexible.
Para los operadores que buscan expandirse hacia nuevos mercados, Belice representa una alternativa estratégica frente a centros consolidados como Malta o Gibraltar, ya que ofrece condiciones adaptadas a la realidad latinoamericana.
Un régimen fiscal competitivo
La estructura impositiva de Belice es uno de sus principales atractivos. Según la Autoridad de Servicios Financieros Internacionales (IFSC), los operadores de iGaming solo pagan un 1,5 % sobre los ingresos brutos, una tasa notablemente inferior a la de otros mercados internacionales.
A esto se suma la ausencia de controles de cambio, ya que las utilidades pueden repatriarse sin trabas burocráticas, lo que facilita la gestión financiera y las transferencias internacionales. En un sector en el que la eficiencia de los flujos de capital marca la diferencia, este modelo fiscal ha convertido a Belice en un imán para los inversores.
Estabilidad política y económica
La estabilidad institucional es otro de los pilares del atractivo de Belice. Desde su independencia en 1981, Belice ha sido una democracia parlamentaria estable, con transiciones pacíficas de poder que inspiran confianza a los inversores.

El sistema legal, basado en el common law británico, ofrece a las empresas internacionales un marco normativo conocido, mientras que su pertenencia a la Comunidad del Caribe (CARICOM) refuerza su red de relaciones comerciales.
En el ámbito económico, los resultados también acompañan. Según datos del Banco Central de Belice, el PIB creció un 3,5 % en 2022, con baja inflación y estabilidad macroeconómica. Aunque se trata de una economía pequeña, transmite más certeza que otras jurisdicciones latinoamericanas que enfrentan volatilidad política o económica.
Marco regulatorio ágil y flexible
El proceso de obtención de licencias en Belice es otro factor clave. La IFSC otorga licencias para apuestas deportivas, casinos en línea, loterías y otros juegos de azar, y el proceso suele resolverse en un plazo de entre 4 y 6 semanas si la empresa cumple con los requisitos de capital y cumplimiento.
Este esquema contrasta con el de otros destinos, donde la burocracia puede alargar el proceso durante meses. En Belice, las licencias tienen una vigencia de cinco años y son renovables, lo que brinda previsibilidad y estabilidad a los operadores.
Infraestructura tecnológica en crecimiento
Aunque Belice es un país pequeño, ha realizado inversiones considerables en su infraestructura digital. La expansión de la red de fibra óptica y la mejora de la conectividad de banda ancha garantizan servicios fiables, imprescindibles para las plataformas de juego en línea.
El país también ha adoptado tecnologías emergentes, como la nube y la cadena de bloques, lo que se traduce en una mayor eficiencia operativa y seguridad. La presencia de proveedores locales de alojamiento web y servidores de alta capacidad refuerza la oferta tecnológica para los operadores que priorizan la continuidad y la calidad del servicio.
Privacidad y confidencialidad
En un sector en el que la protección de datos es fundamental, Belice destaca por su marco legal. La normativa protege tanto a las empresas como a los clientes y el país no comparte información financiera con otras jurisdicciones, salvo en casos específicos que cumplen con los tratados internacionales.
Además, los operadores pueden abrir cuentas en dólares estadounidenses, lo que reduce la exposición al riesgo cambiario y facilita las transacciones internacionales. Este nivel de confidencialidad constituye un atractivo adicional para las compañías que priorizan la seguridad en sus operaciones.
Belice se ha posicionado como un centro emergente para el iGaming en América Latina y el Caribe, capaz de competir con destinos tradicionales en términos de eficiencia fiscal, rapidez en la concesión de licencias, estabilidad política y garantías de privacidad.

Aunque su mercado interno es reducido, el país ofrece las condiciones necesarias para servir de plataforma regional a empresas con ambiciones de crecimiento en Latinoamérica. En un sector en constante expansión y transformación, Belice ha encontrado su lugar: ser una jurisdicción en la que la competitividad fiscal, la flexibilidad regulatoria y la estabilidad institucional se combinan en una oferta difícil de igualar.