
La contribución conjunta de los casinos físicos y el iGaming a la economía mexicana dejó de ser un hecho aislado hace tiempo. En la actualidad, estos constituyen un factor decisivo en la recaudación fiscal, la generación de empleo y la atracción de inversión extranjera.
La autoridad federal, a través de la Dirección General de Juegos y Sorteos de la Secretaría de Gobernación, mantiene la rectoría regulatoria que sustenta al sector y garantiza que su actividad se desarrolle conforme a la normativa.
Los casinos físicos de México, representados por la Asociación de Permisionarios, Operadores y Proveedores de la Industria del Entretenimiento y Juego de Apuesta en México (AIEJA), se estima que generan alrededor de 60.000 empleos directos y 130.000 indirectos. Estas cifras sugieren un impacto económico considerable del sector del juego, generando importantes oportunidades de empleo.
El iGaming, por su parte, ha abierto un nuevo frente laboral. Se estima que este sector contribuye con aproximadamente 140.000 empleos directos e indirectos en áreas como desarrollo tecnológico, atención al cliente y marketing digital, lo que posiciona al sector como una plataforma de empleabilidad diversa y con un alto potencial de crecimiento.
La contribución fiscal del juego de apuestas es otro de los pilares que refuerzan su relevancia. El Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) aplicado a juegos y sorteos se ha mantenido como una fuente estable de ingresos públicos, incluso en contextos adversos como el de la pandemia.

Durante el primer semestre de 2021, este impuesto aportó más de 1.371 millones de pesos, lo que supuso un incremento del 44,5 % respecto al año anterior, y puso de manifiesto la resiliencia del canal regulado y su utilidad contracíclica para las finanzas del país. En términos comparativos, su crecimiento superó al registrado en otros sectores gravados. Estos incluyen las telecomunicaciones, las bebidas alcohólicas o los combustibles.
Recurso estratégico para la hacienda pública
Los datos agregados respaldan esta afirmación. El Censo Económico de 2019 reportó ingresos por más de 36 mil millones de pesos para el rubro de «Casinos, loterías y otros juegos de azar», lo que demuestra el impacto económico que este sector tiene en el país. Aunque se trata de información previa al auge digital, constituye una base estadística que permite hacerse una idea del tamaño del canal físico antes de la rápida expansión en línea. Desde entonces, el componente digital ha transformado la ecuación.
Según proyecciones recientes de Statista, el mercado mexicano de iGaming alcanzará ingresos cercanos a los 2.050 millones de dólares en 2022 y se prevé que crezca hasta los 3.700 millones en 2028. El segmento móvil es un vector clave, con un valor estimado de 830 millones de dólares en 2023 y una tasa de crecimiento anual compuesta superior al seis por ciento en los próximos cuatro años. La expansión está claramente asociada a la mejora de los medios de pago, a la masificación de los dispositivos móviles y a la expectativa de ajustes regulatorios que fortalezcan la confianza de los jugadores y los operadores.
No obstante, los retos son evidentes y deben abordarse sin rodeos. Uno de los objetivos a alcanzar es la modernización del marco legal, lo cual se logrará mediante la implementación de nuevas disposiciones y la actualización de las existentes, con el fin de adaptarlo a los cambios sociales y económicos que se han producido en las últimas décadas. La Ley Federal de Juegos y Sorteos, promulgada en 1947, ya no se ajusta a las dinámicas actuales del mercado ni a la realidad tecnológica del iGaming.
Otro desafío es la protección del consumidor. Es indispensable contar con mecanismos de detección temprana de conductas problemáticas. También es necesario establecer límites configurables de depósito y tiempo. Además, es importante implementar sistemas de autoexclusión efectivos. Y, en casos específicos, adoptar verificación biométrica. La publicidad dirigida exclusivamente a mayores de 18 años debe contar con controles reales y no meramente declarativos.

El sector de los casinos físicos y el iGaming en México ya no es marginal ni puede considerarse un simple entretenimiento periférico. Se trata de una industria que tiene un peso real en el empleo, la recaudación y la actividad económica agregada, y que, además, se encuentra en un proceso de expansión acelerada en el entorno digital. Para que este crecimiento se traduzca en desarrollo sostenible, es fundamental avanzar en la actualización normativa, consolidar prácticas sólidas de protección al consumidor y aprovechar estratégicamente la sinergia con el turismo.