Ganar el juego de la confianza: convertir la defensa contra el fraude en un crecimiento para el operador


En el mun­do del iGam­ing, la veloci­dad impor­ta, pero la con­fi­an­za es todo. Los oper­adores no solo bus­can la par­tic­i­pación de los usuar­ios; están defen­di­en­do már­genes dura­mente gana­dos en un entorno donde el fraude evolu­ciona a cada hora. Nos sen­ta­mos con Kyry­lo Topalov, Jefe de Ven­tas de Fro­go, para explo­rar cómo la pre­ven­ción inteligente del fraude no es solo una necesi­dad de back­end, sino que se ha con­ver­tido en una ven­ta­ja com­er­cial de primera línea.

Des­de el abu­so de bonifi­ca­ciones has­ta la toma de cuen­tas, los clientes de Fro­go enfrentan ries­gos com­ple­jos. Pero en lugar de solu­cionar prob­le­mas después de que se haya hecho el daño, la platafor­ma de Fro­go tiene como obje­ti­vo antic­i­parse, ofre­cien­do pro­tec­ción en tiem­po real que ayu­da a los oper­adores a cre­cer con con­fi­an­za.

¿Cómo es el fraude mod­er­no des­de su pun­to de vista?

La ver­sión cor­ta: aho­ra está indus­tri­al­iza­do. Ya no hablam­os de tram­posos úni­cos, sino de orga­ni­za­ciones com­ple­jas que usan oper­a­tivos sofisti­ca­dos: uti­lizan­do bots, cre­den­ciales robadas, inclu­so IA. Y se mueven rápi­do.

Des­de una per­spec­ti­va de ven­tas, el cam­bio más grande es cómo el fraude impacta en todo el nego­cio. Ya no se tra­ta solo de con­tracar­gos o pér­di­das financieras. El fraude soca­va la con­fi­an­za del usuario, ero­siona el ROI pro­mo­cional, colap­sa las colas de soporte y obliga a dolores de cabeza de cumplim­ien­to. Cuan­do resuelves eso, no solo estás ase­gu­ran­do el nego­cio, estás des­blo­que­an­do el crec­imien­to.

Las tomas de cuen­tas pare­cen espe­cial­mente dañi­nas. ¿Cómo pro­tege Fro­go con­tra ellas?

Son uno de los tipos de fraude más caros para los oper­adores, tan­to en dinero como en daño a la mar­ca. Si un usuario legí­ti­mo de repente encuen­tra que su cuen­ta está vacía, eso es un ries­go de aban­dono allí mis­mo.

Lo que hace difer­ente a Fro­go es que actu­amos en tiem­po real. Miramos el com­por­tamien­to, no solo reglas estáti­cas. Por lo tan­to, si un usuario de repente cam­bia su ubi­cación, nave­g­ador y per­fil de dis­pos­i­ti­vo, y luego inten­ta reti­rar fon­dos, eso es una ban­dera roja. Nue­stro sis­tema reac­ciona de inmedi­a­to, sin esper­ar una revisión man­u­al. Para nue­stros clientes, eso sig­nifi­ca inter­ven­ciones más ráp­i­das, menos fal­sos pos­i­tivos y más con­fi­an­za por parte de los usuar­ios de alto val­or.

Ust­ed men­cionó bots: ¿Qué tan grande es la ame­naza que rep­re­sen­tan hoy?

Enorme. Los bots ya no son solo scripts de fuerza bru­ta: son inteligentes, per­sis­tentes y a menudo pare­cen humanos en la super­fi­cie. Los hemos vis­to usa­dos para recolec­tar bonifi­ca­ciones, fal­si­ficar trayec­to­rias de usuar­ios, inclu­so explotar estruc­turas de afil­i­a­dos.

Lo que hace bien nues­tra platafor­ma es detec­tar patrones que un humano pasaría por alto. Anal­izamos micro­com­por­tamien­tos: el tiem­po entre clics, la veloci­dad de desplaza­mien­to por la pági­na, bucles de nave­gación. Y cruzamos eso con señales de dis­pos­i­tivos y redes. Un cliente recien­te­mente des­cubrió una red de fraude que oper­a­ba cien­tos de cuen­tas con carteras com­par­tidas: Fro­go lo detec­tó en segun­dos.

¿Cómo mejo­ra real­mente el IA los resul­ta­dos y no solo como una pal­abra de moda?

Gran pre­gun­ta. Para nosotros, la IA es una her­ramien­ta, no una pal­abra de moda. La uti­lizamos para:
- **Pre­de­cir el ries­go futuro:** en lugar de reac­cionar al fraude cono­ci­do, pre­dec­i­mos lo que prob­a­ble­mente suce­da a con­tin­uación en fun­ción de gru­pos de usuar­ios sim­i­lares.
- **Detec­tar anom­alías en tiem­po real:** si sucede algo ines­per­a­do, una nue­va tác­ti­ca o patrón descono­ci­do, nue­stros mod­e­los lo notan.
- **Autom­a­ti­zar inves­ti­ga­ciones:** nue­stro sis­tema puede mapear enlaces entre dis­pos­i­tivos, cuen­tas y com­por­tamien­tos. Lo que solía lle­var medio día a un anal­ista de fraude aho­ra toma segun­dos.

Y lo impor­tante es que hace­mos que todo sea explic­a­ble. Los equipos de ries­gos de nue­stros clientes pueden ras­trear la lóg­i­ca detrás de cada decisión. En mer­ca­dos reg­u­la­dos, eso es innego­cia­ble.

El fraude sigue cam­bian­do. ¿Cómo se mantiene Fro­go a la van­guardia?

Nos hemos con­stru­i­do para ese desafío exac­to. La clave es la agili­dad e inteligen­cia com­par­ti­da.

Primero, nue­stro sis­tema se recal­i­bra en tiem­po real. Si una tác­ti­ca de fraude evolu­ciona durante la noche, la platafor­ma se adap­ta: no es nece­sario esper­ar a que se escrib­an nuevas reglas.

Segun­do, anon­i­mizamos y com­par­ti­mos conocimien­tos sobre ame­nazas en nues­tra red glob­al de clientes. Entonces, si algo aparece en un mer­ca­do: un nue­vo bot, una cam­paña de rel­leno de cre­den­ciales: nue­stros clientes en todas partes se ben­e­fi­cian. Es como ten­er un radar que ve a través de las fron­teras.

Y para los oper­adores, ¿cuál es el impacto real en los resul­ta­dos finales?

Es más grande que sim­ple­mente blo­quear el fraude. Cuan­do reduces las TOM y la activi­dad de los bots, pro­teges los ingre­sos, mejo­ra la expe­ri­en­cia del usuario y reduces el rui­do opera­cional. Pero más que eso, estás cre­an­do un entorno donde los usuar­ios se sien­ten seguros y eso es un gran impul­sor de la reten­ción.

Hemos vis­to a clientes reducir las tasas de abu­so de bonifi­ca­ciones en dos dígi­tos, reducir las revi­siones man­uales en más del 60% y lib­er­ar equipos para enfo­carse en el crec­imien­to, no en la lucha con­tra incen­dios. Eso es lo que me encan­ta de este papel: no se tra­ta solo de pre­venir pér­di­das, se tra­ta de des­blo­quear val­or.

El fraude no está desaceleran­do. Pero Fro­go tam­poco se que­da qui­eto. Con una platafor­ma que se adap­ta en tiem­po real, com­parte inteligen­cia a niv­el mundi­al y mantiene a los equipos de nego­cios en con­trol, Fro­go está ayu­dan­do a los oper­adores no solo a sobre­vivir en el paisaje de ame­nazas, sino a con­ver­tir el ries­go en una ven­ta­ja com­pet­i­ti­va.

Porque cuan­do pro­teges la con­fi­an­za, pro­teges el crec­imien­to.

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