
En América Latina, el crecimiento del iGaming ha sido vertiginoso y los focos suelen estar en México, Colombia o Brasil. Pero Centroamérica comienza a destacar.
Con su riqueza natural, su ubicación geográfica privilegiada y su infraestructura turística en evolución, la región, tiene todo lo necesario para convertirse en un destino atractivo para un segmento poco explorado: el turismo vinculado al juego online y presencial.
Hablamos del turismo de iGaming, una tendencia global que ya no se limita a Las Vegas o Macao, sino que se adapta a nuevos perfiles de viajeros que buscan experiencias, conexión digital, apuestas responsables y entretenimiento en entornos seguros y estimulantes. Centroamérica tiene el potencial — y algunos antecedentes — para ofrecer eso y más.
Panamá y Costa Rica: los que llevan la delantera
Panamá cuenta con elementos clave para consolidarse como centro regional: conectividad aérea, un sistema financiero competitivo y una industria de casinos consolidada.
La ciudad de Panamá, con su skyline moderno y su propuesta cosmopolita, podría posicionarse como sede de torneos de póquer, eventos de apuestas deportivas de alto nivel o semanas temáticas de juego responsable, integrando el entretenimiento con el turismo urbano y de negocios.
En el caso de Costa Rica, aunque no cuenta con una industria de casinos tan visible para los turistas, desde hace años es la sede operativa de decenas de plataformas internacionales de iGaming.
Esto le ha permitido desarrollar talento bilingüe, conocimientos técnicos y una reputación sólida en el sector. La pregunta ahora es: ¿cómo traducir esa experiencia en una oferta turística que combine naturaleza, tecnología y juego legal? Hay un terreno fértil para eventos boutique, gaming retreats o experiencias educativas para inversores y operadores.

El turismo de iGaming no pretende desplazar al turismo tradicional. Todo lo contrario: puede potenciarlo si se diseña con visión estratégica. Algunas ideas concretas:
- Casinos integrados en complejos turísticos de playa o montaña, donde el juego sea solo una parte de una experiencia más amplia: bienestar, gastronomía, naturaleza, cultura.
- Eventos de apuestas deportivas que coincidan con torneos relevantes, como la Copa de Oro o partidos de la Liga española, para atraer a visitantes que quieran ver, apostar y disfrutar en comunidad.
- Torneos de póker en destinos icónicos, que combinen el atractivo del juego con actividades turísticas de alto nivel.
- Ferias de tecnología aplicada al gaming, aprovechando el talento regional en software, experiencia de usuario (UX) y ciberseguridad.
Estos formatos no son hipotéticos, ya que ya existen en otros países y podrían adaptarse perfectamente al contexto centroamericano.
El gran reto: la regulación
Hoy, uno de los principales obstáculos para atraer inversión internacional en turismo de iGaming en Centroamérica es la falta de marcos regulatorios claros y actualizados, especialmente en lo que respecta al juego online. Algunos países mantienen zonas grises o leyes obsoletas que no distinguen entre plataformas digitales, operadores físicos o licencias de proveedor.
Pero ahí mismo está la oportunidad. Con voluntad política y acompañamiento técnico, la región podría convertirse en ejemplo de regulación moderna, orientada a la transparencia, la recaudación fiscal y la protección del jugador. Y en el camino, abrir la puerta a un turismo de alto valor económico y reputacional.
Lo que Centroamérica necesita no es copiar, sino innovar
No se trata de construir un nuevo Macao tropical. Se trata de diseñar una propuesta auténtica, sustentable, profesional, con identidad propia. Centroamérica podría liderar un modelo de turismo de juego que integre sostenibilidad, inclusión digital y responsabilidad social.
Para lograrlo, hacen falta tres ingredientes básicos:
- Diálogo entre el sector público y privado, con mesas técnicas, pilotos y estrategias de largo plazo.
- Visión regional, para crear sinergias entre países como Panamá, Costa Rica, El Salvador y Guatemala, y diseñar rutas o productos turísticos comunes.
- Capacitación local, porque se necesitarán perfiles técnicos, operadores de casinos, promotores, expertos en juego responsable, desarrolladores y personal turístico bilingüe.

Centroamérica tiene lo que se necesita para convertirse en un destino de iGaming con sello propio. Solo falta alinear voluntades, ordenar el marco regulatorio y abrirle la puerta a un tipo de turista que no solo apuesta: también gasta, se fideliza y se convierte en promotor de su experiencia.
Si la región actúa con inteligencia y estrategia, el turismo de iGaming puede ser mucho más que una moda: puede ser una nueva palanca de desarrollo para los próximos 10 años.