Brasil: Trayendo Orden y Progreso al Caos de las Apuestas Deportivas


A solo sem­anas de una com­ple­ta reg­u­lación y ya un sig­ni­fica­ti­vo con­jun­to de oper­adores poten­ciales, lid­er­a­dos por Bet­way de Super Group, han deci­di­do aban­donar la gran fiebre del oro de las apues­tas deporti­vas en Brasil.

Con altas tar­i­fas de licen­cia, com­pe­tir con­tra gigantes como bet365 y Fan­Du­el, y tratar de man­ten­erse a flote en las tur­bu­len­tas aguas económi­cas de un mer­ca­do caóti­co, los prob­le­mas son múlti­ples.

Y con los temores del impacto económi­co que la reg­u­lación podría des­en­ca­denar en los pobres adic­tos al juego de Brasil, el Pres­i­dente social­ista de la nación, Luiz Iná­cio Lula da Sil­va, inclu­so ha ame­naza­do con estran­gu­lar total­mente las apues­tas deporti­vas legales en su nacimien­to.

“Todos saben que la per­sona que va a com­prar pan por la mañana hará una pequeña apues­ta con el dinero del pan”, opinó el pres­i­dente a prin­ci­p­ios del mes pasa­do.

“Pero lo que no puedo per­mi­tir es que las apues­tas se con­vier­tan en una enfer­medad, una adic­ción, y que las per­sonas depen­dan de ella, porque conoz­co per­sonas que perdieron su casa y automóvil.”

Brasil legal­izó las apues­tas deporti­vas por primera vez en 2018, al mis­mo tiem­po que tam­bién se dio luz verde a las apues­tas deporti­vas en EE. UU. con la dero­gación de la Ley de Pro­tec­ción de los Deportes Pro­fe­sion­ales y Afi­ciona­dos de 1992 (PASPA).

Cir­co

Pero en lo que los críti­cos han denom­i­na­do el esti­lo “ver­dadero y caóti­co” de Brasil; las apues­tas deporti­vas, larga­mente dom­i­nadas por pis­toleros extrater­ri­to­ri­ales, aunque aho­ra legales, no esta­ban, cru­cial­mente, reg­u­ladas.

Y así el cir­co de apues­tas libres, vaga­mente dirigi­do por el pre­de­ce­sor de mer­ca­do libre de Lula, de esti­lo Trumpiano, Jair Bol­sonaro, con­tin­uó.

Has­ta la fecha, unos 270 oper­adores han solic­i­ta­do licen­cias de apues­tas deporti­vas para cumplir con el lan­za­mien­to ofi­cial del mer­ca­do este próx­i­mo 1 de enero.

Pero 20 de ellos, entre ellos Bet­way y Bal­ly’s Cor­po­ra­tion, ya se han reti­ra­do del enrevesa­do pro­ce­so de autor­ización de la Orde­nan­za Nor­ma­ti­va gen­er­al No. 722.

Los solic­i­tantes exi­tosos ten­drán que pagar R$30 mil­lones (£4.06m/$5.21m) por una licen­cia de tres pieles, una suma con­sid­er­able para un jugador de tiem­po pequeño pero insignif­i­cante para los gigantes que rodean el mer­ca­do.

Impacto

Los que man­ten­gan sus nervios ten­drán ric­as ganan­cias en ofer­ta.

Con reg­u­lación o sin ella, esta nación de 217 mil­lones de per­sonas ya es el sép­ti­mo mer­ca­do de apues­tas más grande del mun­do por ingre­sos, con un GGR anu­al equiv­a­lente a $4.9 mil mil­lones (£3.82bn).

Pero el supuesto impacto de la adic­ción al juego entre los pobres gen­er­al­iza­dos del gigante sudamer­i­cano ame­naza con cal­mar la emo­ción del lan­za­mien­to del mer­ca­do más esper­a­do de iGam­ing.

Según un informe del Ban­co Cen­tral de Brasil (como se infor­mó ante­ri­or­mente en iGF), se esti­ma que cin­co mil­lones de per­sonas de famil­ias en el prin­ci­pal pro­gra­ma de bien­es­tar social del país gas­taron cer­ca de R$3 mil mil­lones (£406m/$575m) en apues­tas en agos­to, equiv­a­lente a una quin­ta parte del ben­efi­cio total paga­do.

Inclu­so tenien­do en cuen­ta la exageración, o la inflación políti­ca, la cifra es asom­brosa.

Locu­ra de Apues­tas

Y los minoris­tas tam­bién están sumán­dose a la neg­a­tivi­dad con­tra el juego, dicien­do que la “locu­ra de las apues­tas” ame­naza con dis­minuir el gas­to total del con­sum­i­dor.

“La cor­relación de per­sonas con bajos ingre­sos y el aumen­to de las apues­tas ha sido fuerte”, dijo recien­te­mente el gob­er­nador del Ban­co Cen­tral, Rober­to Cam­pos Neto.

“Esto es pre­ocu­pante [y] esta­mos empezan­do a ten­er la per­cep­ción de que ten­drá un impacto en los impa­gos”.

Agregue el efec­to de la adic­ción al juego en la salud men­tal y los prob­le­mas de salud más amplios, y el uso gen­er­al­iza­do de sitios de apues­tas ile­gales para el lava­do de dinero, y el ambi­ente opti­mista del “Sam­ba” no sue­na tan atrac­ti­vo.

Pero dígan­le esto a los brasileños amantes del car­naval y locos por los deportes.

En agos­to, 24 mil­lones de con­sum­i­dores, más del 10 por cien­to de la población, gas­taron R$20 mil mil­lones (£2.7bn/$3.47bn) solo en apues­tas en línea, según el Ban­co Cen­tral.

Y los con­ta­dores forens­es de PwC dicen que este año, 2024, las apues­tas de iGam­ing totalizarán al menos R$130 mil mil­lones (£17.61bn/$22.58bn).

No es de extrañar que, después de años de deri­va, el gob­ier­no quiera una parte de la acción imponible y desee traer “orden y pro­gre­so” a un mer­ca­do que actual­mente es un desas­tre.

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