Apostador, apostador, las tensiones fronterizas golpean a los casinos en la frontera entre Tailandia y Camboya

El edi­tor en jefe de iGF, André Dubron­s­ki, infor­ma sobre las ten­siones fron­ter­i­zas entre los reinos de Tai­lan­dia y Cam­boya, y anal­iza el impacto en el lucra­ti­vo —y deci­di­da­mente tur­bio— nego­cio de los casi­nos trans­fron­ter­i­zos.

En esce­nas dig­nas de una exóti­ca pelícu­la de Bol­ly­wood, las ten­siones entre los “ami­gos-ene­mi­gos” Tai­lan­dia y Cam­boya están afectan­do seri­amente al rentable nego­cio de los casi­nos ubi­ca­dos jus­to al otro lado de la fron­tera.

Has­ta aho­ra, aunque el juego en casi­nos ter­restres es ile­gal en Tai­lan­dia, los jugadores tai­lan­deses —y otros prove­nientes de la región— podían sat­is­fac­er su afi­ción en un puña­do de casi­nos exclu­sivos para extran­jeros ubi­ca­dos den­tro del ter­ri­to­rio cam­boy­ano, jus­to en la fron­tera con Tai­lan­dia.

Sin embar­go, los nuevos enfrentamien­tos fron­ter­i­zos y el aumen­to de ten­siones en zonas en dis­pu­ta han gol­pea­do con fuerza al flo­re­ciente com­er­cio del juego. El gob­ier­no tai­landés, lid­er­a­do por la primera min­is­tra Pae­tong­tarn Shi­nawa­tra, ha orde­na­do a sus ciu­dadanos —su prin­ci­pal clien­tela— no cruzar la fron­tera.

Shi­nawa­tra aho­ra enfrenta cre­cientes críti­cas y pre­sión por parte de nacional­is­tas tai­lan­deses, quienes la acu­san de ser demasi­a­do “blan­da” con el antiguo ene­mi­go “angko­ri­ano” de Cam­boya.

Cam­boya y Tai­lan­dia han man­tenido históri­c­as dis­putas de sober­anía en var­ios pun­tos no demar­ca­dos de su fron­tera ter­restre de 817 km, traza­da por Fran­cia cuan­do col­o­nizó Cam­boya en 1907.

Inter­cam­bios de dis­paros

A lo largo de los años ha habido var­ios tiro­teos entre tropas fron­ter­i­zas. El últi­mo episo­dio de vio­len­cia se des­en­ca­denó el pasa­do 28 de mayo, cuan­do un sol­da­do cam­boy­ano fue abati­do en la región dis­puta­da entre la provin­cia cam­boy­ana de Preah Vihear y la provin­cia tai­lan­desa de Ubon Ratchathani.

Des­de 2008, al menos 28 per­sonas han muer­to en episo­dios de vio­len­cia fron­ter­i­za, en su may­oría rela­ciona­dos con la dis­pu­ta por un tem­p­lo hindú del siglo XI.

Cam­boya alber­ga unos 150 casi­nos ter­restres, lo que la con­vierte —según este indi­cador— en el may­or cen­tro de juego del sud­este asiáti­co.

La may­oría de estos casi­nos están situ­a­dos cer­ca de la fron­tera con Tai­lan­dia, y los ciu­dadanos tai­lan­deses, donde el juego sigue sien­do ile­gal, rep­re­sen­tan el 80% de los apos­ta­dores, según la may­oría de los informes.

Uno de los grandes nom­bres detrás del nego­cio es el famoso “Jugador Jugador”, alias de “Pad Supha­pa” o “Sia Pad”, un senador cam­boy­ano de ascen­den­cia chi­no-tai­lan­desa. Se le señala como el padri­no mul­ti­mil­lonario de una red cor­rup­ta de casi­nos dirigi­da por políti­cos, mil­itares y empre­sar­ios tai­lan­deses y cam­boy­anos, con vín­cu­los al noto­rio ex primer min­istro de Cam­boya, Hun Sen.

Mafias

Inves­ti­gadores tam­bién denun­cian la pres­en­cia de mafias indone­sias y de chi­nos de Macao con fuertes lazos en la indus­tria de casi­nos en Cam­boya.

Se esti­ma que el nego­cio mueve miles de mil­lones de baht tai­lan­deses al año, es decir, cien­tos de mil­lones de dólares esta­dounidens­es.

Poipet, cen­tro neurál­gi­co de casi­nos en la fron­tera cam­boy­ana, cier­ra sus puer­tas a los jugadores tai­lan­deses has­ta que se resuel­va el con­flic­to

Por ejem­p­lo, uno de los casi­nos más cono­ci­dos, el Grand Dia­mond City, ubi­ca­do en la ciu­dad fron­ter­i­za de Poipet, fue adquiri­do en 2001 por el diputa­do tai­landés Vatana Asava­hame por 700 mil­lones de baht (US$21,37 mil­lones / £15,8 mil­lones). En 2021, inten­tó vender­lo por 12 mil mil­lones de baht (US$366,33 mil­lones / £270,92 mil­lones), un año antes de que el recin­to sufriera un dev­as­ta­dor incen­dio que dejó 24 muer­tos.

Asava­hame huyó del país y fue con­de­na­do en ausen­cia a tres años de prisión por fraude inmo­bil­iario.

Des­de la repre­sión con­tra los casi­nos fron­ter­i­zos, los oper­adores repor­tan una caí­da del 60% o más en el trá­fi­co de vis­i­tantes y un descen­so del 40% en la ocu­pación hotel­era.

Nada de esto augu­ra un buen panora­ma para la inten­ción declar­a­da de la líder tai­lan­desa Shi­nawa­tra de legalizar los casi­nos en su país.

Habrá que seguir de cer­ca este asun­to.

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