
Brenda García, capitana del Mazatlán de la Liga BBVA MX Femenil de fútbol de México, fue suspendida por seis años en febrero por amañar resultados de partidos via WhatsApp con tres jugadoras de su equipo, incluyendo a la portera.
En Inglaterra, uno de los mejores centrocampistas de Brasil, Paquetá, enfrenta una suspensión de por vida por recibir tarjetas amarillas deliberadamente jugando para el Astor Villa, incluso en un caso como regalo para que su hermano ganara en su cumpleaños.
El amaño de partidos no es nuevo en Latinoamérica, ni en Brasil, el país con más casos reportados de casos sospechosos actualmente.
Considerado un cáncer que necesita ser extirpado, el amaño de partidos se ha convertido en un problema grave ahora que las apuestas deportivas en línea han despegado en la región, según los expertos, hasta el punto de amenazar un negocio multimillonario que en Brasil ha crecido en pocos años hasta representar el uno por ciento del PIB de la economía brasileña, la más grande de Latinoamérica.
“La manipulación de resultados es terrible para el deporte, pero también para el negocio de las apuestas. Socava los dos pilares vitales del sector: la credibilidad y la imprevisibilidad”, Tiago Barbosa, Director de Integridad en Latinoamérica de Genius Sports, la firma de datos deportivos, dijo a iGamingFuturo.
“Este es el mayor problema del deporte hoy en día, y es peor que el dopaje. Al menos, el jugador que se dopa lo hace para ganar. En el amaño de partidos, el jugador se vende para perder”, dijo Barbosa.
Vulnerable
Brasil y otros países latinoamericanos son extremadamente vulnerables al amaño de partidos porque la gran mayoría de los futbolistas profesionales reciben salarios bajos. Incluso las grandes estrellas internacionales que ganan bien en la mayoría de los casos tienen familias y amigos pobres en los barrios donde crecieron.
En Brasil, por ejemplo, alrededor del 90% de los jugadores ganan el salario mínimo y pueden ser fácilmente inducidos a amañar partidos. Los arreglos ocurren en las ligas menores donde los partidos no son televisados y los amañadores creen que nadie se enterará si reciben una tarjeta amarilla o pierden un gol, señaló Barbosa.

“Nadie les ha dicho que amañar partidos no es una broma y que podría acabar con sus carreras. Por su parte, los jugadores estrella se creen intocables y que no les pasará nada”, añadió Barbosas.
Ahí es donde las empresas de datos deportivos proporcionan información clave para el análisis de resultados deportivos: empresas como Sportradar, que recientemente renovó su contrato con la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), y Genius Sports, que colabora con las federaciones de fútbol de Argentina y México (AFA y LigaMX) y la Federación Nacional de Baloncesto de Brasil (NBB).
El Instituto Brasileño de Juego Responsable (IBJR), que agrupa a los principales operadores de apuestas deportivas del país, se preocupa por el amaño de partidos y afirma que sus miembros monitorean eficazmente los patrones de apuestas a diario mediante inteligencia artificial (IA) para preservar la integridad deportiva.
Fraude
Cuando se identifica una sospecha de fraude, los operadores informan directamente a organizaciones como la Asociación Internacional de Integridad de Apuestas (IBIA). Si se confirman las sospechas de amaño del partido, la IBIA envía la información a las autoridades brasileñas para que tomen las medidas pertinentes.
“En otras palabras, es la regulación y los operadores de apuestas autorizadas que garantiza que los mecanismos de control funcionen de manera efectiva, preservando así los principios del juego justo y responsable”, dijo a iGamingFuturo Fernando Vieira, el presidente ejecutivo del IBJR.
Las autoridades del fútbol tanto en Europa como en Latinoamérica han hecho la vista gorda por demasiado tiempo a estel problema del amaño de partidos. Y en una era de crecimiento explosivo de las apuestas deportivas en línea, esto ha permitido que el cáncer del amaño de partidos se propague y los reclutadores han podido actuar com impunidad.
Barbosa cree que dejar la aplicación de la ley para combatir el amaño solamnte en manos de las autoridades públicas no es suficiente. El sector privado debería tomar la iniciativa y actuar, afirma, señalando que en Brasil, por ejemplo, la policía tiene demasiado trabajo, desde asesinatos hasta el narcotráfico, como para dedicarse a investigar y perseguir los amaños de partidos.
Barbosa argumenta que la CBF y los clubes, que cuentan con abundantes fondos del patrocinio de las casas de apuestas, deberían invertir más en programas de integridad para educar a los jugadores profesionales sobre los peligros y las tentaciones de amañar resultados.
“Los clubes deben actuar con mayor rigor”, afirma Roger Amarante, director financiero de S8 Capital, una asociación de una empresa brasileña con la empresa griega de pagos digitales OKTO.

“Dudo que alguno de sus contratos con jugadores incluya una cláusula que los comprometa a no participar en amaños de partidos. Eso debería quedar explícito en los contratos”, dijo a iGamingFuturo desde la SBC Summit Americas 2025 en Fort Lauderdale, Florida.
Incluso el equipo de fútbol más popular de Brasil, Flamengo, se ha visto afectado por un escándalo de amaño de partidos.
Su delantero Bruno Henrique está siendo investigado por presuntamente recibir tarjetas amarillas y rojas durante un partido contra su rival, el Santos, en 2023. Henrique recibió una tarjeta amarilla tras cometer una fuerte falta a un jugador del Santos. Luego, se acercó al árbitro gritando furiosamente hasta que recibió la tarjeta roja y fue expulsado.
Según Barbosa y Amarante, Brasil necesita urgentemente un castigo más severo y ejemplar para disuadir a los jugadores de amañar partidos, y para garantizar a los inversores extranjeros que el floreciente negocio de las apuestas del país no se verá afectado.
“Si no se aborda el problema, podrá ser catastrófico para el negocio”, afirmó Amarante.
Problema regional
La Federación Mexicana de Fútbol (FMF) afirma que ahora se está tomando el asunto con mucha más seriedad luego de recientes casos en México, que han seguido a escándalos en Perú, Venezuela y países centroamericanos.
“Estamos elaborando sanciones ejemplares que prácticamente excluirán a cualquier jugador involucrado”, declaró el presidente de la FMF, Ivar Sisniega.
La FIFA, el organismo rector del fútbol mundial, prevee una suspensión de cinco años para los jugadores que amañen partidos. En Brasil, la sanción máxima es de dos años de suspensión, pero las autoridades raras veces lo aplican.
En un reciente escándalo de apuestas en el estado brasileño de Goiás, la fiscalía investigadora acusó a 16 jugadores de participar en un esquema de amaño de partidos que se había extendido por las principales ligas del fútbol de Brasil.
Pero nadie fue condenado penalmente a pesar de que el amaño de partidos está tipificado como delito en la ley de Brasil desde 2010.
Algunos jugadores fueron suspendidos por dos años y otros por sólo 12 partidos.
“¡Qué broma!”, exclamó Barbosa.
Una auténtica burla al jogo bonito de Brasil.