Antes del presupuesto del Canciller previsto para el miércoles, Lee Hills, CEO de la consultoría líder en regulación iGaming SolutionsHub, dice que la inconsistencia y la incompetencia del gobierno del Reino Unido han llevado a un creciente desacuerdo entre los responsables de la formulación de políticas y la industria.
Las economías modernas prosperan cuando los gobiernos y las empresas trabajan juntos, reconociendo cada uno el papel del otro en la creación de la prosperidad. Donde reside la incertidumbre y la inestabilidad, las empresas no pueden prever con ningún grado de confianza. En tales condiciones, es deber del Consejo buscar soluciones que brinden confianza en una base sólida.
Un claro ejemplo de cómo la falta de seguridad está afectando negativamente a la economía es el Reino Unido. La regulación y la política fiscal sugieren una creciente desconexión entre los responsables de las políticas y la industria. Esto es más evidente en el sector del juego, donde una aplicación más rigurosa y decisiones fiscales erráticas han creado una atmósfera de incertidumbre, obligando a las empresas a reevaluar sus prioridades.
La UKGC ha incrementado significativamente su actividad sancionadora en los últimos años, y el enfoque del actual gobierno Laborista hacia la reforma fiscal ha aumentado la incertidumbre. Francamente, es difícil imaginar cómo el Labour podría haber manejado la situación de manera peor. Ha sido una exhibición extraordinaria de inconsistencia e incompetencia. Indiscutible, independientemente de dónde te sitúes en relación con las altas tasas de impuestos o diversas formas de impuestos sobre la riqueza.
Muchas de las políticas que el Labour anunció o intentó implementar, parecen impulsadas menos por una consideración reflexiva y más por un rechazo obstinado a interactuar con las industrias que afectan. Estas decisiones terminan perjudicando a los sectores y individuos muy trabajadores que crean la riqueza que sostiene la economía, empresas como Flutter son un excelente ejemplo.
Forzando a Flutter a huir
Apenas la semana pasada, Sky Bet propiedad de Flutter anunció que trasladaría su sede a Malta, una reorganización estratégica que, según informes, podría reducir su factura fiscal en el Reino Unido en hasta 55 millones de libras al año. La compañía reveló que a partir del 1 de noviembre “la toma de decisiones comerciales y de marketing diarias tendrá lugar en Malta”, aunque se comprometió a mantener una presencia significativa en el Reino Unido, incluida su oficina en Leeds.
Si bien la narrativa oficial citó la necesidad de “operar de manera más eficiente”, los observadores de la industria cuestionaron si las consideraciones fiscales jugaron un papel más sustancial de lo reconocido. El experto fiscal Dan Neidle advirtió que la tasa efectiva del impuesto de sociedades en Malta podría ser tan baja como el 5%, en comparación con alrededor del 25% en el Reino Unido, lo que potencialmente podría explicar la escala de ahorros.
La reubicación de Sky Bet es emblemática de una tendencia más amplia en sectores regulados. Cuando las cargas fiscales, regulatorias y de cumplimiento domésticas se escalan, las compañías reevalúan sus huellas y buscan en el extranjero condiciones más favorables. En particular, en el sector del juego y iGaming, varios operadores han reposicionado funciones hacia jurisdicciones como Malta, la Isla de Man o Gibraltar, lugares con regímenes regulatorios estables y términos fiscales más atractivos.
La movida señala que el cambio de política regulatoria y un régimen tributario agresivo en el Reino Unido pueden empujar inadvertidamente a las empresas a alejarse, en lugar de alentarlas a invertir y permanecer con sede en el país. Si el patrón continúa, el Reino Unido corre el riesgo de perder no solo empresas individuales, sino también los ingresos fiscales asociados, los empleos y la actividad económica que se agrupan alrededor de esas empresas.
No creo que la situación sea el desastre laboral que algunos informes sugieren, pero el hecho permanece que ciertas funciones se están trasladando a Malta. Esto resultará en menores recibos de impuestos corporativos y IVA para el Reino Unido, así como ingresos fiscales relacionados con el empleo también reducidos. Incluso si estos cambios no son catastróficos, son el resultado previsible de crear un ambiente donde las empresas sienten que el gobierno simplemente quiere extraer más de ellas en lugar de trabajar de forma colaborativa.
Cuando las empresas sienten hostilidad en lugar de asociación, la reubicación se convierte en una respuesta racional. Ya hemos visto movimientos similares a Malta y la Isla de Man, y probablemente veremos más. En última instancia, necesitamos recordar que las decisiones económicas tienen consecuencias reales. Nos preocupamos por los ingresos fiscales porque nos preocupamos por los empleos y las oportunidades para nuestros hijos. Esto es algo que todos deberían poder entender. El terreno común que compartimos que puede servir como base para un debate constructivo.
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