Al final del día, ni el deslumbrante poder estelar del rapero Jay‑Z ni la fuerza oratoria del reverendo Al Sharpton fueron suficientes para Caesars Palace, que perdió su oferta de US$5.4 mil millones por una de las tres codiciadas licencias de casino resort disponibles en la ciudad de Nueva York.
Caesars Entertainment, en alianza con SL Green Realty y Roc Nation —la compañía de Jay‑Z—, buscaba transformar 1515 Broadway en un casino resort. Como último recurso, recurrieron al reverendo Sharpton, en un intento desesperado por convencer al Comité Asesor Comunitario (CAC), órgano ciudadano que tenía en sus manos la decisión de aprobar o rechazar la propuesta en su paso hacia la etapa final de planificación.
El proyecto necesitaba una mayoría clara de dos tercios, es decir, cuatro de los seis votos disponibles en el CAC, para superar la competencia de otros dos proyectos en Manhattan: Avenir y Freedom Plaza.

La cuenta regresiva
Pero en la reunión final del CAC de Caesars Palace Times Square, celebrada el miércoles 17 de septiembre a las 10 a.m. en Broadway, las preocupaciones sobre más congestión vehicular, aumento de turistas y un posible repunte de la delincuencia callejera terminaron por sellar la suerte de la propuesta.
El hecho de que el proyecto de Caesars no incluyera provisiones para vivienda local también jugó en su contra.
Ni siquiera la frase mordaz de Sharpton —“Jay‑Z no es el token de nadie, él es la taquilla. Si este casino se establece, será la primera vez que Broadway tendrá una institución con diversidad en el nivel de propiedad”— logró cambiar la votación.
Sharpton, un personaje históricamente polarizador en las guerras culturales de Estados Unidos, sorprendió a muchos al poner su influencia al servicio de una industria que sus críticos más acérrimos no dudan en comparar con “el trabajo del Diablo”.

La gran apuesta de Caesars
La propuesta de US$5.4 mil millones, que buscaba levantar un Caesars Palace en Times Square —en pleno corazón del distrito teatral de Broadway— era una de las ocho ofertas finalistas para las tres licencias de casino que traerán por primera vez apuestas presenciales legales a la Gran Manzana.
Otros comités comunitarios de Nueva York tienen hasta fin de mes para definir a qué proyectos darán su respaldo en sus respectivos distritos.
El proyecto de 1515 Broadway, por su ubicación icónica en la “ciudad que nunca duerme”, era visto como la joya de la corona. Sin embargo, ni siquiera el rostro de Jay‑Z logró convencer a los poderosos sindicatos y referentes del entretenimiento, que se mostraron férreamente opuestos a la idea de un casino en medio del distrito teatral.
Disrupción y resistencia
La tradicional industria teatral de Broadway lideró la resistencia contra Caesars, asegurando que un casino cambiaría “el carácter único” de la zona.
Los opositores añadieron que la construcción generaría interrupciones masivas, congestión y mayor inseguridad, al tiempo que denunciaron la falta de planes para atender la demanda de vivienda local.









