Apuestas deportivas de alto riesgo en el juego Texas Hold’em


El des­ti­no de las apues­tas deporti­vas legal­izadas en Texas parece depen­der del resul­ta­do de una cre­ciente lucha de poder entre el gob­er­nador del esta­do y su lugarte­niente nom­i­nal. En su últi­ma colum­na en Lost in Trans­la­tion, André Dubron­s­ki inves­ti­ga el tema.

Fiel a su sin­gu­lar apo­do, “onery”, Texas, jun­to con Cal­i­for­nia, es el últi­mo ter­ri­to­rio impor­tante que resiste ante la cre­ciente expan­sión de las apues­tas deporti­vas legales y reg­u­ladas en los EE. UU.

Sin embar­go, para muchos, el Esta­do de la Estrel­la Soli­taria (hog­ar de los históri­cos Dal­las Cow­boys, el “equipo de fút­bol amer­i­cano”; los Hous­ton Astros del béis­bol; los San Anto­nio Spurs del balon­ces­to y una gran can­ti­dad de uni­ver­si­dades deporti­vas de primer niv­el) ya no está ancla­do en un juego fig­u­ra­ti­vo de Texas Hold’em, lo que blo­quea las casas de apues­tas deporti­vas en línea y las apues­tas deporti­vas en gen­er­al.

Fuentes con­fi­ables dicen que si hoy se hiciera una encues­ta, entre el 60 y el 70 por cien­to de los adul­tos tejanos votarían para legalizar las apues­tas deporti­vas en su esta­do, que, con un PIB anu­al de unos 2,7 bil­lones de dólares (2,3 bil­lones de libras), sería el déci­mo país más rico del mun­do si fuera inde­pen­di­ente.

Fun­da­men­tal­mente, el gob­er­nador de Texas, el repub­li­cano Greg Abbott, de 67 años, quien ha esta­do con­fi­na­do a una sil­la de ruedas des­de que sufrió un acci­dente cat­a­stró­fi­co mien­tras cor­ría cuan­do tenía vein­ti­tan­tos años, declaró recien­te­mente que “no tiene ningún prob­le­ma con las apues­tas deporti­vas en línea”.

“Iróni­ca­mente, en Méx­i­co los tejanos pueden apos­tar libre y legal­mente en una amplia gama de deportes esta­dounidens­es”.

Y, en un momen­to de des­per­tar y oler el café, ha admi­ti­do que muchos tejanos ya apues­tan en deportes con el sim­ple tru­co de hac­er apues­tas a través de platafor­mas en línea, o via­jan­do a los esta­dos veci­nos de Arkansas y Luisiana, donde apos­tar en deportes es legal, o inclu­so a Méx­i­co en el sur, donde, iróni­ca­mente, pueden apos­tar libre y legal­mente en una amplia gama de deportes esta­dounidens­es.

En los esta­dos de Nue­vo Méx­i­co y Okla­homa, que lim­i­tan con Texas al norte, las apues­tas deporti­vas sólo son legales a través de casas de apues­tas vin­cu­ladas a casi­nos trib­ales indí­ge­nas.

El gob­er­nador de Texas, Greg Abbott, dice que “no tiene ningún prob­le­ma” con las apues­tas deporti­vas en línea

Pero en con­tra de Abbott, y blo­que­an­do el inten­to de legalizar las apues­tas deporti­vas en línea en Texas, está su pro­pio vice­gob­er­nador y com­pañero repub­li­cano, Dan Patrick, un ex “locu­tor de radio” de derecha y acól­i­to de Trump, orig­i­nario de Mary­land “yan­qui”, que todavía es dueño de la estación de radio KSEV-700 AM, la lla­ma­da “Voz de Texas”, la platafor­ma que lanzó su car­rera políti­ca.

Abbott –él mis­mo un par­tidario acér­ri­mo de las estri­dentes políti­cas anti­in­mi­gra­to­rias del pres­i­dente Trump– y Patrick aho­ra com­piten por el con­trol del alma del Par­tido Repub­li­cano de Texas en una con­tien­da cada vez más exis­ten­cial.

A difer­en­cia de la may­oría de los esta­dos de EE. UU., donde el car­go de vice­gob­er­nador es en gran medi­da cer­e­mo­ni­al, en Texas el car­go tiene peso.

Aquí el vice­gob­er­nador es tam­bién pres­i­dente del Sena­do estatal y tiene la autori­dad de estable­cer todos los comités espe­ciales y per­ma­nentes, nom­brar a todos los pres­i­dentes y miem­bros y asig­nar toda la leg­is­lación del Sena­do al comité de su elec­ción.

El vice­gob­er­nador tiene poder real y Patrick lo está usan­do para desafi­ar a Abbott, quien tiene ambi­ciones de pos­tu­larse para un cuar­to manda­to como gob­er­nador, algo sin prece­dentes, en las elec­ciones del próx­i­mo año.

“Las apues­tas deporti­vas ame­nazan con des­en­ca­denar un con­flic­to políti­co abier­to entre los dos ene­mi­gos”.

Las apues­tas deporti­vas y la exten­sión legal del iGam­ing en un esta­do con una población de 30 mil­lones y tres veces el tamaño del Reino Unido se han con­ver­tido aho­ra en un poten­cial “casus bel­li”, que ame­naza con des­en­ca­denar un con­flic­to políti­co abier­to entre los dos ene­mi­gos.

Mien­tras que Abbott ha mur­mu­ra­do su aprobación, Patrick se ha mostra­do dura­mente en con­tra.

Actual­mente, las úni­cas for­mas de juego legales en el esta­do son la Lotería de Texas, las apues­tas mutuas en car­reras de cabal­los y gal­gos y tres casi­nos nativos amer­i­canos admin­istra­dos por las tribus Kick­apoo, Tigua y Alaba­ma-Coushat­ta, recono­ci­das a niv­el fed­er­al.

Todos los demás tipos de jue­gos de azar, con excep­ción del bin­go y las rifas bené­fi­cas, son ile­gales.

Lo cual nos lle­va al meol­lo del argu­men­to a favor de “¡Legalizar­lo!”: ¿quién va a con­tro­lar el enorme ban­co de riquezas prove­nientes del juego que se ofrece?

Al igual que en Cal­i­for­nia (ese otro gran pre­mio para el iGam­ing y las apues­tas deporti­vas en línea en Esta­dos Unidos), se podría pen­sar que se tra­ta de un tiro­teo direc­to entre las tribus nati­vas amer­i­canas (que tienen la san­ción con­sti­tu­cional para ubicar nego­cios de jue­gos de azar en sus reser­vas) y los grandes pesos pesa­dos, como Fan­Du­el, DraftK­ings y Bet­MGM, que dom­i­nan la acción en la may­oría de las juris­dic­ciones donde las apues­tas deporti­vas en línea son legales y están acti­vas (unos 31 esta­dos de 50, así como el ter­ri­to­rio caribeño esta­dounidense de Puer­to Rico y el esta­do fed­er­al de Wash­ing­ton DC).

Las tres grandes empre­sas esta­dounidens­es de iGam­ing for­man la base de la Texas Sports Bet­ting Alliance, jun­to con las fran­qui­cias deporti­vas antes men­cionadas de los Cow­boys, los Astros y los Spurs.

En el papel es una alian­za poderosa y sin duda, como se acordó recien­te­mente en Flori­da, las Tribus y las casas de apues­tas podrían muy bien lle­gar a un acuer­do para com­par­tir el botín si se legal­izan las apues­tas deporti­vas en línea.

“Ambos son acól­i­tos de MAGA y ambos quieren residir en la man­sión del gob­er­nador el año que viene”.

El ex locu­tor de radio que se con­vir­tió en políti­co, Dan Patrick, se ha con­ver­tido en un duro anti-juego.

Pero ¿podrán super­ar al ideól­o­go anti­jue­gos Patrick, quien, paradóji­ca­mente, tam­bién cuen­ta con el patrocinio del pres­i­dente Trump, un hom­bre que obtu­vo gran parte de su supues­ta riqueza de los casi­nos y que parece estar a favor de legalizar todas las for­mas de juego?

Los esfuer­zos recientes por ampli­ar el alcance de los jue­gos de azar en el Esta­do de la Estrel­la Soli­taria han fra­casa­do por estre­chos már­genes.

En 2023, por ejem­p­lo, el rep­re­sen­tante estatal Jeff Leach (repub­li­cano) pre­sen­tó un proyec­to de ley para legalizar las apues­tas deporti­vas en Texas, que fue aproba­do ampli­a­mente en la Cámara de Rep­re­sen­tantes pero fra­casó en el Sena­do.

Y el año pasa­do, la senado­ra estatal de Texas Car­ol Alvara­do (D) pro­pu­so una leg­is­lación sim­i­lar.

Pero a pesar de esta cor­ri­ente de apoyo políti­co inter­par­tidario a los jue­gos de azar en el esta­do, a pesar del peso económi­co de la Bet­ting Alliance y a pesar del favor de las tribus nati­vas amer­i­canas, el resul­ta­do de las apues­tas deporti­vas y los jue­gos de azar lib­er­al­iza­dos en Texas se decidirá por el resul­ta­do de un juego de poder intra­partidario entre un gob­er­nador repub­li­cano com­bat­i­vo y su sub­or­di­na­do nom­i­nal.

Ambos hom­bres son acól­i­tos de MAGA.

Y ambos quieren residir en la man­sión del gob­er­nador el próx­i­mo año.

Al no legalizar las apues­tas deporti­vas y 360 iGam­ing, Texas está per­di­en­do lit­eral­mente miles de mil­lones de dólares en ingre­sos cada año.

Pero, una vez más, siem­pre ha sido “onery” y se ha rego­ci­ja­do en ser el Vaque­ro Soli­tario del mito amer­i­cano.

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