
IGF conversó con Fernando Arrieta Rebaza, Head of Performance Marketing de Apuesto.com, durante nuestra estadía en Lima. En una charla clara y a fondo, Arrieta no se guardó nada y nos explicó hacia dónde están apuntando actualmente los operadores en Perú en materia de marketing, además de advertir sobre los cuidados que se deben tener al trabajar con agencias locales.
También nos detalló qué están buscando hoy los operadores y cuáles son los nuevos canales a los que hay que prestar atención para captar a una audiencia “joven”, que en realidad ya no lo es tanto como se piensa.
Entrevista editada por claridad y fluidez.
IGF: Recientemente publicaste en LinkedIn hallazgos sobre cómo trabajar con ciertos influencers y streamers podría ser perjudicial para personas en tu posición, con informes que señalan que muchas de las vistas, reproducciones y niveles de engagement —desde música hasta pódcasts— están inflados por bots, lo que aporta poco o nada al resultado final de Apuesto. ¿Cómo reconfiguras tu plan de marketing digital para identificar el camino correcto en un entorno que cada día está más impulsado por la inteligencia artificial?
FA: Esa pregunta parte de una reflexión sobre una barrera común en toda industria joven, y tiene que ver —desde mi perspectiva— con un tema de sanidad digital. Hoy en día existe una carencia significativa de profesionales capacitados no solo en publicidad, sino en investigación de mercado, en el uso de herramientas de medición, evaluación y aplicación de KPIs que estén directamente alineados con las métricas del negocio. La investigación es fundamental.
Yo tengo más de cinco años de experiencia en investigación de mercados, marketing y publicidad, y he logrado amalgamar ese conocimiento para aplicarlo en el entorno donde trabajo actualmente.
El estudio que realicé surgió a partir de una necesidad básica: si vamos a invertir un presupuesto en marketing, ese presupuesto debe tener indicadores clave. Para cualquier casino online, estos suelen ser los registros o nuevos usuarios, los montos de depósito generados por medio de un influencer, streamer o creador de contenido, y, sobre todo, el retorno de inversión (ROI).
En este caso puntual me enfoqué en un canal muy específico: el streaming. Particularmente en la plataforma KICK, que tiene poco más de un año y medio en el mercado y fue creada por el propio casino STAKE, funcionando como un embudo de conversión. Lo que comencé a notar fue que muchas de las cifras reportadas estaban infladas: 43.000 viewers en transmisiones que no generaban conversión alguna. Hace un par de años, un streamer con 3.000 espectadores era considerado relevante. Hoy esa cifra se ha “comoditizado”, pero sin necesariamente traducirse en resultados reales.
Esto me llevó a preguntarme: ¿será que esos números están manipulados? ¿Hay bots detrás? Me puse a investigar y descubrí múltiples plataformas que venden bots de visualización, igual que se venden seguidores en Instagram. Esta práctica no solo afecta a una empresa en particular que apueste por ese canal, sino a toda la industria, porque distorsiona su crecimiento legítimo.
Durante seis meses mapeamos entre dos y tres comunidades de streamers y, efectivamente, encontramos patrones anómalos. No me quedé solo con los datos: fui a conocer a algunos de ellos personalmente, observando cómo variaban sus cifras de audiencia en tiempo real. Con herramientas como Stream Charts y HypeAuditor, alimentadas por inteligencia artificial, pudimos visualizar los picos artificiales en sus transmisiones. Por ejemplo, empezar con 1.000 viewers y en pocos minutos saltar a 11.000 sin ninguna razón aparente. Eso es una clara señal del uso de bots.
¿Y por qué lo hacen? Primero, por ego. Muchos streamers buscan inflar sus cifras para proyectar éxito. Segundo, para justificar tarifas más altas a las marcas. El problema es que esas tarifas afectan directamente nuestros KPIs, en especial el retorno de inversión.
Aquí es donde la industria necesita abrir los ojos. Hay que ser críticos con las agencias, especialmente las locales. Como peruano, lo digo con claridad y sin rodeos: algunas agencias peruanas inflan cifras y engañan a los anunciantes. Asisten a ferias como el PGS, presentan portafolios llenos de talentos inflados, y venden campañas sin respaldo real.
Las marcas internacionales que llegan a Perú o a otros mercados de Latinoamérica con licencias legítimas, terminan invirtiendo miles de dólares —20.000 o más— en campañas sin retorno alguno. Y eso lleva a la falsa conclusión de que el canal no funciona. Pero no es así. El canal sí funciona… si se trabaja con transparencia.
Tengo casos concretos de streamers con audiencias promedio de 100 o 200 viewers que han generado más de 18.000 dólares en conversiones, y a los que se les pagó tarifas justas: 800 o 900 dólares. Eso sí es ROI. Lo he vivido trabajando con más de 100 talentos —micro, medianos, grandes— especialmente en Chile, con resultados sólidos.
Entonces, ¿cuál es el problema? Que en el mercado peruano, el ecosistema está viciado. ¿Y quién infla las cifras? Las agencias locales. Las mismas que viajan a eventos, se presentan como representantes de decenas de streamers y ofrecen precios que no corresponden con la realidad. Es un cáncer para la industria. Y si no se enfrenta, seguiremos viendo a operadores internacionales decepcionados, pensando que el canal no sirve, cuando en realidad está siendo mal administrado.

IGF: ¿Cómo es la cultura del streamer en Perú, cuál sería tu diagnóstico de estos streamers actualmente?
FA: La cultura del streaming en Perú —y me atrevo a decirlo con total convicción— está mucho más evolucionada que en otros países de Latinoamérica.
¿Y por qué lo afirmo? Porque los creadores peruanos han sabido adoptar e incluso perfeccionar el modelo estadounidense de streaming. No se limitan a simplemente encender la cámara desde su escritorio y hablar frente a una pantalla. Ellos planifican, estructuran, y producen contenido con intención. Utilizan banners, adelantos y estrategias de expectativa para generar interés. Además, salen a la calle, organizan eventos, interactúan en espacios públicos y crean lo que podríamos llamar “el show en vivo” que tanto gusta al público peruano.
El peruano quiere entretenimiento, quiere espectáculo. Y los streamers locales lo entienden muy bien: hacen eventos especiales, pichangas, transmisiones de fiestas o “chupistreams”, cocinan en vivo con desconocidos, o simplemente convierten lo cotidiano en contenido. Son ingeniosos y han sabido trasladar lo que no se ve en televisión al universo del streaming. Esa innovación ha sido clave.
Pero no se quedan ahí. Muchos tienen equipos profesionales detrás: entre 8 y 10 cliperos que fragmentan el contenido en piezas más pequeñas para redes sociales como TikTok, YouTube Shorts o Facebook. Esto amplifica su alcance, multiplica su visibilidad y les permite consolidar una base de seguidores cada vez más sólida.
Como resultado, su popularidad crece a nivel local y nacional. Hoy en día, hay quienes prefieren confiar en un streamer peruano antes que en una figura publicitaria tradicional. ¿Por qué? Porque a ese streamer lo ven todos los días, lo siguen en KICK, interactúan con él, lo sienten cercano y auténtico.
De hecho, KICK se ha convertido en la nueva televisión para muchos en Perú. Existen creadores que han migrado exitosamente su audiencia desde TikTok hacia esta plataforma. Y sí, hay cifras reales, hay creadores con gran alcance. Pero también se pueden detectar casos inflados.
¿Cómo lo notas? Por pequeños detalles: chats con poca interacción, bajos niveles de suscripción o comunidades sin verdadera fidelidad. En esos casos, uno se da cuenta que los números no reflejan una comunidad real, sino una construcción artificial que, al final, no genera impacto auténtico.

IGF: ¿Qué cambios prevés en la forma en que los operadores peruanos adquirirán nuevos usuarios en los próximos 2 o 3 años?
FA: Hoy en día, la adquisición de usuarios no se trata únicamente de tener el mejor SEO, una campaña de email marketing impecable o la landing page más optimizada. Va mucho más allá.
Las herramientas tecnológicas y el uso de inteligencia artificial pueden ayudarte a automatizar procesos de adquisición, sí. Pero el verdadero desafío está en que todas esas estrategias encajen en el corazón del marketing: la fidelización. En este negocio, retener usuarios es mucho más importante que simplemente atraer nuevos. Y en ese aspecto, algunas marcas están haciendo las cosas muy bien.
La fidelización no debe limitarse a bonos o regalos promocionales. Debe ser una experiencia más profunda, una conexión real con el usuario. Los operadores de casinos enfrentan el reto de trasladar esa experiencia cálida, social e inmersiva que se vive en los casinos presenciales —donde uno come, bebe, comparte y disfruta— al entorno digital.
Hay ejemplos muy interesantes. En plataformas como Atlantic City, por ejemplo, se promueven iniciativas como “viernes de Champions”: basta con apostar para ganarte una pizza y ver el partido con tus amigos. O se organizan retos de gamificación donde los usuarios con mejor desempeño pueden ganar experiencias exclusivas, como viajes al ATP de Montecarlo. Es decir, no solo se apuesta: se vive una experiencia.
Todo esto se potencia con el uso inteligente de herramientas de análisis y predicción de comportamiento. La inteligencia artificial no solo permite automatizar, sino también personalizar. Herramientas como Optimove permiten segmentar correctamente perfiles de usuarios, predecir patrones de comportamiento y, en base a eso, lanzar campañas dirigidas y mimetizadas según cada tipo de usuario.
Además, la integración con terceros —por ejemplo, marcas de comida rápida o tiendas retail— abre nuevas posibilidades de recompensa directa: campañas de SMS que ofrezcan canjes, descuentos o beneficios tangibles, construyendo así un ecosistema más completo y atractivo.
En este punto, vale la pena reconocer el trabajo que viene realizando Betano. Su integración tecnológica en el área de desarrollo ha sido destacable, especialmente en el ámbito social. Han logrado construir una plataforma que no solo funciona bien técnicamente, sino que también conecta emocionalmente con sus usuarios, algo clave en un mercado que cada vez valora más la experiencia y no solo la apuesta.
IGF: Eso también puede traer problemas integrar social media con el mundo de apuestas no, ¿Como se controla eso desde el fraude y el cyberbullying?
FA: Este es un desafío común a toda industria: la necesidad de socializar. Los usuarios siempre han buscado espacios para compartir, competir y convivir, desde quienes juegan al fútbol en una cancha hasta los que apuestan en línea o en un casino físico. Esa necesidad de comunidad es transversal y se manifiesta tanto en entornos offline como online.
En el caso de las plataformas digitales, han surgido auténticas comunidades dentro del ecosistema de apuestas. Grupos de usuarios que no solo participan activamente, sino que también compiten entre ellos, celebran sus aciertos y, en muchos casos, construyen vínculos en torno a la experiencia del juego. Por supuesto, todo esto debe desarrollarse dentro de un marco de apuesta responsable.
Aquí surge un reto importante: filtrar y monitorear adecuadamente los comportamientos dentro de estas comunidades. Hay casos en los que, por ejemplo, un grupo de alto riesgo empieza a realizar apuestas demasiado agresivas, comprometiendo su bienestar financiero y emocional. Es en estos escenarios donde la responsabilidad social empresarial entra en juego.
Operadores como Betano, Bet365 ya han comenzado a implementar sistemas de apoyo emocional y acompañamiento psicológico para sus usuarios. Estos programas no solo buscan prevenir conductas problemáticas, sino también ofrecer una red de contención que pone el bienestar del jugador por encima del resultado de la apuesta.
Esto es, sin duda, un paso clave hacia una industria más madura, consciente y sostenible. Porque construir comunidades va más allá de generar interacción: también implica cuidar a quienes forman parte de ellas.

IGF: Apuesto recientemente inauguró una tienda física en San Juan con un estilo que mezcla cibercafé y sports bar. A medida que la línea entre lo online y lo offline se va desdibujando, ¿crees que más operadores seguirán este modelo, donde no se trata solo de apostar, sino de crear una comunidad donde los usuarios puedan reunirse, compartir y disfrutar del deporte y las apuestas? ¿Cómo cambiará eso a la industria en los próximos años, en un escenario más centrado en las comunidades?
FA: Esto nace como parte de una estrategia clara de omnicanalidad.
A diferencia de otros mercados —como Chile, por ejemplo—, en Perú el punto físico no es solo un lugar para apostar. Es un espacio de socialización. El usuario peruano quiere compartir sus jugadas, conversar, ver el partido en compañía, aprender del juego… pero también exige algo clave: rapidez en el cobro.
Por eso, una verdadera estrategia omnicanal debe ofrecer lo mejor de ambos mundos. Desde poder cobrar una apuesta en segundos desde casa, hasta vivir una experiencia compartida en un punto físico. Cuando se logra esa integración —fluida, eficiente y coherente—, la propuesta de valor se vuelve mucho más sólida.
En nuestro caso, como marca, no aspiramos a replicar un modelo de “casino estilo Las Vegas” o tipo Atlantic City. Nuestra raíz está en las apuestas deportivas, tanto físicas como digitales, y eso responde directamente a la idiosincrasia del usuario peruano. Pero, personalmente, creo que en los próximos 10 años ese modelo de tienda física irá desapareciendo progresivamente.
Ya estamos viendo ese cambio. Operadores con fuerte presencia física —como Apuesta Total— han comenzado a reducir su red de locales, no porque estén fallando, sino porque el comportamiento del usuario está evolucionando. El usuario que antes era un “junior” ahora se está convirtiendo en un heavy user digital. Ya no necesita salir: prefiere apostar desde su casa, ver el partido en su sillón, pedir una pizza y disfrutar la experiencia con su familia, mientras cobra sus ganancias en cuestión de segundos.
Eso sí, todavía hay un segmento que duda: “¿me pagarán de verdad?”. Cuando ese miedo desaparezca, el mercado peruano se parecerá mucho más al chileno, donde prácticamente todo se gestiona de forma remota y digital.
La gran diferencia es que Perú está más regulado que Chile. Aquí no hay zonas grises: el marco es claro, blanco o negro. Y eso, desde el punto de vista operativo, brinda mucha más certeza. Sabemos cómo actuar, cómo cumplir, y eso sienta las bases para un crecimiento más ordenado y sostenible.
Notas del editor:
La evolución del mercado peruano de apuestas está marcando un camino propio, donde la tecnología, la experiencia del usuario y la regulación firme convergen en un modelo cada vez más sofisticado. La omnicanalidad ya no es solo una tendencia, sino una necesidad estratégica. Integrar lo mejor del entorno físico con la eficiencia del canal digital no solo mejora la experiencia del usuario, sino que refuerza la confianza, acelera los procesos y permite una relación más profunda y sostenible con los jugadores.
A medida que el usuario peruano madura y pasa de ser un apostador ocasional a un consumidor digital exigente, las marcas que logren adaptarse con inteligencia, empatía y responsabilidad serán las que lideren la transformación del sector. El futuro estará marcado por experiencias personalizadas, servicios inmediatos y una fidelización basada en la cercanía, la transparencia y la tecnología. Y en ese escenario, las plataformas que entiendan que la apuesta es solo una parte de una experiencia más amplia, social y emocional, serán las que realmente logren diferenciarse.