
El pasado miércoles, Colo Colo sufrió una dura derrota por 4–0 frente a Racing Club de Argentina en la Copa Libertadores. Sin embargo, más allá del resultado deportivo, lo que realmente ha encendido la polémica es lo que ocurrió fuera del campo y tiene como protagonista, una vez más, a Arturo Vidal.
El mediocampista chileno, emblema de La Roja y exfigura del Barcelona, anunció recientemente el lanzamiento de su propia plataforma de apuestas online: Juega con el King. El nombre no deja lugar a dudas: Vidal no solo respalda el sitio con su imagen, sino que también lo promueve activamente en sus redes sociales. Pero esta apuesta por el mundo del iGaming se encontró rápidamente con una falta grave… de ética.
Durante el encuentro ante Racing, la plataforma de Vidal permitía a los usuarios apostar en diversos aspectos del partido, incluido si el propio jugador recibiría tarjetas amarillas. Y efectivamente, Vidal fue expulsado tras recibir su segunda amonestación, luego de provocar a la hinchada rival con un gesto alusivo a las dos Copas América ganadas por Chile frente a Argentina.
😳🇨🇱 Arturo Vidal LE HIZO GESTOS A LA GENTE de Racing por las DOS COPAS AMÉRICA, recibió la segunda amarilla y SE FUE EXPULSADO.
— Sudanalytics (@sudanalytics_) May 15, 2025
Colo-Colo queda ELIMINADO DE TODO. ❌pic.twitter.com/whbUtzzuDj
La situación ha levantado una ola de críticas, no solo por la conducta dentro del campo, sino por lo que representa que un deportista activo—y en este caso, directamente involucrado en el evento—lucre indirectamente con apuestas que giran en torno a su propio rendimiento. ¿Dónde quedan los límites entre negocio y conflicto de interés? ¿Qué pasaría si alguien llegara a sospechar que sus acciones en la cancha pudieran estar influenciadas por incentivos externos?
Chile atraviesa un momento clave respecto a la regulación del juego online. Si bien existe un proyecto de ley en discusión, este aún no ha sido aprobado, manteniendo al sector en un limbo legal que solo favorece situaciones ambiguas como esta.
El caso Vidal pone sobre la mesa un debate urgente: la necesidad de reglas claras en torno a la participación de deportistas en plataformas de apuestas, especialmente cuando estos son parte activa del espectáculo. Porque si no hay un marco ético ni legal que establezca límites, lo que debería ser un juego limpio termina siendo una apuesta peligrosa.