
El gobierno de Brasil informó que ha recaudado R$3.797 millones (BRL = $683 millones USD) en tributación a las operaciones y apuestas del mercado regulado de juego en el primer semestre de este año, una cifra sin precedentes que demuestra la contribución fiscal que hace el sector de apuestas al país, y que seguirá aumentando.
Según datos publicados por la Receita Federal (RFB), la recaudación del sector apenas en junio ascendió a R$764 millones después de contribuir R$814 millones en mayo.
Además de las apuestas de cuota fija y los juegos en línea, los ingresos reportados también incluyen todos los impuestos, además de los impuestos sobre las apuestas.
La recaudación aumentó dramaticamente desde el año pasado debido a la regulación del mercado de apuestas a partir del 1 de enero, y los expertos pronostican que seguirá subiendo dado el auge del sector, y sobre todo si las autoridades se ponen serios en erradicar el mercado clandestino de apuestas, que se lleva la mitad de los ingresos del sector.
Los ingresos fiscales por apuestas de cuota fija se deben a la tasa del 12% aplicada a los ingresos brutos del juego, conocidos como GGR. El gobierno quiere elevar esta tasa al 18% mediante una medida provisoria que entró en vigor de inmediato, pero debe ser aprobada por el Congreso antes de octubre para convertirse en ley.
Las asociaciones del sector del juego se oponen a este aumento impositivo. Alegan que incentivará la ida al mercado ilegal de los apostadores buscando evitar el tributo, lo que a la larga significará menor recaudación para el gobierno.
Hay temores en el sector de apuestas que el aumento de la carga impositiva podría comprometer la viabilidad financiera de los operadores más pequeños.
“Las cargas excesivas o las restricciones desproporcionadas podrían empujar a los consumidores y operadores hacia alternativas no reguladas, lo que en última instancia reduciría la recaudación fiscal”, señaló Udo Seckelmann, jefe del departamento de apuestas y cripto-activos de Bichara e Motta Advogados.
“El objetivo siempre debe ser una alta canalización — manteniendo a los actores dentro del entorno regulado — y eso requiere un mercado legal competitivo y atractivo”, añadió Seckelmann.